En esta obra vivaz y desafiante, el Dr. Peter Kwasniewski –filósofo, teólogo, compositor, director del coro y cantante– explica por qué la gran música clásica de la civilización de Occidente es moral e intelectualmente buena para nosotros, así como también por qué otras formas de música pueden sernos verdaderamente dañinas.

Kwasniewski hace una defensa del magnífico tesoro de música sacra del rito latino de la Iglesia católica, y demuestra cuán bien se adapta al culto divino, especialmente esa incomparable forma de arte conocida como canto gregoriano. Esta sobresaliente herencia de belleza, cuestionada y abandonada en las tumultuosas décadas recientes, merece ser restaurada debido a profundas razones teológicas y espirituales; restauración que nuestra época está finalmente empezando a ver, a medida que los viejos prejuicios se desvanecen. Kwasniewski lanza un conmovedor crie de coeur en favor de dar a la gloriosa música sagrada de nuestra tradición el lugar que le corresponde en toda iglesia católica del orbe. Ninguna renovación litúrgica ni ningún renacimiento eucarístico podrán tener lugar sino hasta que ello ocurra: así de importante es la música.

Kwasniewski nos muestra, finalmente, que el silencio es tan valioso como aun la mejor música –y a veces más valioso que ella– porque ésta abre el camino al encuentro con una realidad que trasciende todo lo que podemos decir o cantar.

Este libro, escrito en lenguaje accesible a los no especialistas, beneficiará no sólo a todos los católicos sino, además, a otros cristianos e, incluso, a no creyentes con curiosidad estética que deseen explorar en general el arte de la música, su papel en la vida humana y la función, inspirada e inspiradora, que tiene en la religión. La vasta erudición de Kwasniewski y su sólida argumentación proporcionan una guía musical esencial al clero, a los músicos, a los profesores y a los padres.